En este efímero viaje
apenas, alcanzo a ver la estela de espuma
que surca el agua.
La sal me atiza los labios
y la tristeza me ahoga el corazón;
no fue fácil emprender el camino,
lo extenuado del cuerpo,
no vislumbra siquiera
lo agotada que se encuentra mi alma,
sumida en lúgubres sollozos
interrumpidos por el deber imperioso
de seguir adelante,
aún cuando mi encallecido espíritu
no encuentra dentro de si mismo
una chispa que encienda
todas las emociones que vibran en color.